El núcleo pedagógico de Richard Elmore y la importancia del principio: “La tarea predice el desempeño”

Aldo Montenegro, Magíster en Gestión y Liderazgo, Postgrados Facultad Educación, Psicología y Familia,  Universidad Finis Terrae 


Richard Elmore, docente de la universidad de Harvard, Estados Unidos, ha dedicado largos años a la investigación educacional. Producto de dicho trabajo publica en el 2010 uno de sus últimos libros: “Mejorando la escuela desde la sala de clases”, en el cual hace énfasis en que cualquier tipo de reforma a gran escala debe comenzar en el aula.  En esta publicación explica con precisión  el concepto de ‘Núcleo pedagógico’, el cual  se instala como otro fundamento del presente documento de reflexión sobre herramientas para la evaluación de aprendizajes.

Elmore narra en su libro las experiencias recogidas desde la investigación con relación a lo que sucede en la Escuela Kendall.  Tal como lo indica el autor, en su trabajo queda al descubierto lo que ocurre cuando un establecimiento o un sistema escolar realizan un cambio educativo que se aparta sustancialmente del campo del conocimiento y de las habilidades de los alumnos y profesores.  Los estudiantes se deben enfrentar a nuevas exigencias escolares, y en su mayoría, no entienden por qué los métodos que ocupaban en el sistema anterior, hoy les son insuficientes. Las prácticas de los docentes también se ven afectadas por las nuevas exigencias curriculares. Los problemas pedagógicos y de manejo del aula tienen  nuevas variables  para lo cual no han sido preparados. Los equipos directivos a cargo de la gestión curricular son requeridos por los docentes ante estas nuevas necesidades. Lo que está sucediendo, es que el currículo prescrito ha cambiado y los actores a cargo de estas responsabilidades no tienen  la preparación para responder a los nuevos requerimientos. El currículo demanda un nuevo conjunto de prácticas, las cuales a su vez requieren que las personas piensen y actúen de manera diferente a como lo han venido haciendo hasta el momento. Esta relación del currículo, con los docentes y los alumnos, es lo que Elmore denomina: núcleo pedagógico.

           

     Núcleo Pedagógico

Realizar cambios significativos y productivos en la práctica educativa, supone tomar en cuenta la manera en que estos alteran y, en alguna medida, reprograman nuestras formas tradicionales de hacer las cosas.  Es en este escenario en donde aparece el concepto de núcleo pedagógico, instalándose como el ancla de la práctica de las reflexiones y acciones pedagógicas de cualquier escuela o proceso de mejoramiento educativo.  El núcleo pedagógico está compuesto por el profesor y el alumno en presencia de los contenidos.  Hace énfasis en la relación entre el profesor, el alumno y los contenidos y no en las cualidades de cada uno de estos componentes por separado.  Esto determina el carácter de la práctica pedagógica asignando a cada elemento del núcleo pedagógico su propio rol y sus propios recursos para aportar al proceso educativo.

El núcleo pedagógico, explica también el concepto de tarea educativa, el cual lo define como un desempeño que realiza el que aprende en un contexto de relación del resto de los componentes del núcleo pedagógico. Respecto de la definición de este componente, Elmore se refiere al tema diciendo: “En términos sencillos, la tarea educativa es el trabajo efectivo que se le pide a los alumnos que realicen en el proceso de aprendizaje: no lo que los profesores piensan que le están pidiendo a los alumnos que hagan, o lo que el currículo oficial dice que deben hacer, sino lo que están efectivamente haciendo. Así, por ejemplo, si en una clase de ciencias “avanzadas” se le pide a los alumnos que memoricen los elementos y sus estructuras atómicas; la tarea efectiva que se les está encomendando es memorizar, aun cuando el profesor puede pensar que, porque el material es difícil y el trabajo va más allá de lo que se le pide a los alumnos de ciencias regularmente, se trata de una tarea de mayor nivel”. (Richard Elmore, 2010, p.19)

El núcleo pedagógico nos entrega  el marco teórico básico de cómo operar  en el proceso de aprendizajes con el objeto de establecer coherencia en relación a los objetivos de aprendizaje prescritos en el currículo oficial.  En esta línea, el autor presenta  siete principios para orientar nuestro trabajo en materia de gestión curricular:

  1. Los incrementos en los aprendizajes de los alumnos ocurren solo como una consecuencia de las mejoras en el nivel de los contenidos, en el nivel de conocimientos y habilidades de los profesores y en el compromiso de los alumnos.
  2.  Si se modifica uno de los componentes del núcleo pedagógico, se deben cambiar los dos restantes.
  3. Si no se puede ver en el núcleo, no existe.
  4. La tarea predice el desempeño. 
  5. El sistema de rendición de cuentas real reside en las tareas que se les encomiendan a los alumnos.
  6. Aprendemos a hacer el trabajo haciendo el trabajo, no diciéndole a otras personas que hagan el trabajo, no por haber hecho el trabajo alguna vez en el pasado, y no contratando a expertos que pueden actuar como sustitutos de nuestro conocimiento acerca de cómo hacer el trabajo.
  7. Descripción antes del análisis, análisis antes de la predicción, predicción antes de la evaluación

Para efectos de la presente reflexión, pondremos el foco de nuestra atención en dos principios. El principio número dos, el cual indica que si se modifica uno de los componentes del núcleo pedagógico, se deben cambiar los dos restantes. Esto es, si existe alguna alteración en cualquiera de las variables que componen a los tres actores del núcleo, el resto se debe equilibrar para efectos de levantar a dicho nivel,  la tarea de desempeño. En la presente reflexión se nos presenta la situación de que el ‘actor contenidos’, producto de la instalación de un nuevo concepto de aprendizaje desde el curriculum prescrito cambia. Esto es, se incorporan los conceptos de conocimiento, habilidades y actitudes. Por tanto, el resto de los actores (docentes y alumnos), deben cambiar. En especial, la gestión curricular de los docentes

El aporte fundamental de R. Elmore dice relación con lo planteado en el cuarto principio:la tarea predice el desempeño”. Lo que determina lo que saben y son capaces de hacer los alumnos no es lo que el currículo dice que ellos supuestamente debieran hacer, ni siquiera lo que el profesor o la profesora piensa que le está pidiendo a los alumnos que hagan. Lo que predice el desempeño es lo que los alumnos están efectivamente haciendo. Es en este punto donde aparece la necesidad más prioritaria en materia de diseño de procedimientos de evaluación de aprendizajes. Aplicado este cuarto principio a la realidad vigente, es asumir que lo que los alumnos realmente estén haciendo, sea altamente congruente con los niveles cognitivos y los tipos de conocimientos que declara el curriculum prescrito.

Walter Doyle citado por R. Elmore (2010), en su trabajo investigativo aporta importantes ideas en relación a la  comprensión sobre el trabajo académico: “La rendición de cuentas es un elemento determinante en el trabajo en aula. Los alumnos son especialmente sensibles a indicaciones que apunten hacia una rendición de cuentas o que definan cómo ha de realizarse el trabajo escolar” (Doyle, 1989, p.28). Pero para lograr esto, los alumnos deben saber no sólo qué se espera que hagan, sino también, cómo se espera que lo hagan y qué conocimientos y habilidades se requieren para saberlo.  Esto nuevamente exige la instalación de un sistema y procedimiento de diseño técnico de las herramientas de evaluación de aprendizajes. Es decir, si leemos con detención los desafíos de aprendizaje planteados en las actuales Bases Curriculares, veremos que los tipos de aprendizaje son altamente desafiantes en cuanto a dificultad. Llegar al logro de ellos, supone un proceso de constante desafíos a dicha altura, léase, estrategias de aprendizaje y constantes procesos de monitoreo mediante levantamiento de evidencias (evaluación de proceso). El detalle está en que dichas estrategias de aprendizaje y los permanentes procesos de evaluación deberán ser diseñados en modalidad de tareas de desempeños coherentes con el nivel de complejidad que el objetivo de aprendizaje del curriulum escrito demanda.