La enseñanza de las matemáticas y los logros de la educación matemática en nuestro país están en deuda. Tanto los medidores de aprendizajes nacionales como internacionales son prueba de ello.

¿Qué pasa con esta ciencia en el ámbito escolar?

Dentro de los elementos claves que explican estos resultados está en lo que los profesores saben, cómo lo saben y cómo lo entregan.
La mayor parte de los profesores aprenden, en su propia etapa escolar y de formación inicial, teorías y algoritmos matemáticos. Pero, ¿saben de donde nacen estos algoritmos y teorías? ¿Le pueden dar sentido a los conceptos que deben transmitir?

Las matemáticas son un conocimiento humano que nace de la realidad y sigue un esquema de abstracción que la convierte en ciencia, en teoría.

La práctica (y formación docente) común de los profesores es estar en la teoría sin saber, con seguridad y autoconfianza, el camino que recorrió el concepto para llegar a lo que es. Este simple hecho dificulta incluir dentro de las prácticas pedagógicas el poder explicar un contenido usando ejemplos, representaciones o modelos, darle sentido a lo que enseñan.

Un dominio conceptual que posibilite el ir y venir en estas etapas permitirá a los docentes diseñar secuencias de actividades para lograr determinado aprendizaje, guiar con seguridad trabajos en grupos y liderar discusiones con sus alumnos. Por lo tanto, para todo concepto escolar el profesor debiera con facilidad como se indica:

Otro tema débil en la enseñanza de la matemática es el desarrollo del pensamiento inductivo versus el deductivo. Tradicionalmente enseñamos una serie de axiomas y/o reglas que deben utilizarse (en forma correcta) para probar o demostrar una regla o teoría.

Pero necesitamos que los alumnos “hagan matemática” para darle sentido a lo que están aprendiendo. Esto obliga a diseñar investigaciones que les permita generalizar o inducir. Esto requiere un dominio de la particularidad a la generalidad. El profesor requiere que sus alumnos establezcan “enunciados universales ciertos a partir de la experiencia”, esto es, “ascender lógicamente a través del conocimiento científico, desde la observación de los fenómenos o hechos de la realidad a la ley universal que los contiene”

¿Por qué debo buscar común denominador al sumar fracciones? ¿Y por qué no al multiplicarlas? Pregunta habitual que encuentra la respuesta habitual… “porque así se hace, sino no resulta”. Esta es una respuesta común en nuestra enseñanza. Los alumnos ya no la aceptan.