El currículum nacional promueve una formación integral, que no solo abarca conocimientos y habilidades cognitivas, sino también el desarrollo valórico, ético y socioemocional de los estudiantes. En este contexto, el aporte de las virtudes, se vuelve profundamente coherente y necesario, ya que fortalecen la formación del carácter, orientan el juicio ético, consolidan la vida comunitaria y dan sentido a la libertad personal. Las virtudes definidas están explícitamente vinculadas con las actitudes ciudadanas, habilidades para la vida alineándose con los OAT y se articulan con la misión formativa de educar personas maduras, libres y líderes capaces de transformar la sociedad.
